Puigbó Rocafort, Manel (1931-). Ingeniero informático y deportista, pionero español de los microordenadores. Nacido en Tarrasa (Barcelona), Puigbó se graduó como perito industrial textil (1948) y técnico (1954), compaginando los estudios con la práctica deportiva del hockey sobre patines y con un trabajo en Talleres Agut, empresa de su localidad natal donde se familiarizó con los automatismos electromagnéticos. Más adelante, estuvo empleado para AEG Ibérica de Electricidad, S. A. y en la delegación barcelonesa de la Fábrica Española de Magnetos, S. A. (FEMSA).

En 1959, Puigbó marchó a Suiza para trabajar en proyectos de la compañía Mauerhofer & Zuber (domiciliada en Lausana) referidos a líneas de alta tensión y señalización automática ferroviaria. Al año siguiente, se trasladó a Bélgica con el objetivo de estudiar informática y electrónica industrial. En 1961, la Fundación March le concedió una beca de investigación para el desarrollo de automatismos secuenciales empleando elementos estáticos, proyecto que llevó a cabo en el laboratorio de la compañía belga de material ferroviario Ateliers de Constructions Électriques de Charleroi (ACEC) realizando el montaje y las pruebas de un control de tráfico optimizado para un cruce a  la salida de Bruselas.

En 1962, Puigbó retornó a España para trabajar en el Ayuntamiento de Barcelona como informático en el control del tráfico y de la red de semáforos por ordenador. Ese mismo año, dejaba su puesto municipal y se convertía en profesor del Laboratorio de Electrónica de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales (ETSII) de la capital catalana. A partir de 1966, compatibilizó su actividad docente con un puesto de investigador en la empresa barcelonesa Laboratorio de Metrología Electrónica (LME) con la tarea de diseñar equipos para la enseñanza de la electrónica y de automatismos. En 1967, obtuvo la plaza de maestro de taller en el Laboratorio de Servomecanismos del Instituto de Cibernética de la ETSII.

En 1969, Puigbó registró una patente (nº 364078) a favor de un sistema de montajes electrónicos para pruebas experimentales con el que se podía construir cualquier tipo de circuito básico, en especial los habituales de la ingeniería radiofónica y de la ingeniería industrial, todo ello de una manera fácil y eficiente, sin tener que hacer las conexiones entre los diversos elementos de un circuito.

El invento consistía en un panel formado de múltiples hembrillas separadas siguiendo determinados parámetros, conectadas entre ellas en grupos por debajo del panel y combinadas con varios componentes electrónicos usuales, tal que lámparas transistores, diodos, resistencias, condensadores, transformadores de alta y baja frecuencia, potenciómetros o bornes y puentes de conexión. A su vez, cada uno de estos dispositivos iba montado sobre una base aislante provista de espigas conectadas a los terminales del componente y separadas según fuera la distancia fija preestablecida entre las hembrillas del panel.

Así, para montar un determinado circuito, bastaba ir enchufando los componentes a las hembrillas para quedar conectados entre sí. El sistema de Puigbó podía utilizarse para circuitos de medida, de control, analógicos, digitales o impresos, estos últimos gracias a un par de conectores que permitían enchufar el sistema a una fuente central de alimentación susceptible de suministrar distintas tensiones a varios grupos de paneles.

Las ventajas del invento eran evidentes a todas luces. Las engorrosas operaciones de conexión como el alambrado o el cableado resultaban prescindibles. El desmontaje era igualmente sencillo, bastando desenchufar los componentes, reutilizables por completo. La distribución de las hembrillas permitía a los dispositivos electrónicos conectarse en tres sentidos (vertical, horizontal y diagonal), proporcionando al sistema una gran flexibilidad a la hora de diseñar circuitos. Los componentes quedaban plenamente visibles en su aspecto, constitución, codificación y características, posibilitando una fácil y gráfica comprensión, idónea para actividades de estudio, por lo que resultaba adecuado su empleo en escuelas técnicas, universidades, laboratorios de ensayo o cursos de electrónica.

La patente de Puigbó fue fabricada y comercializada por LME bajo la denominación “Kentel” (panel o entrenador universal). Para dicha firma, Puigbó también diseñó, en 1970 y 1972 respectivamente, las calculadoras CD-500 (digital) y CA-600 (analógica). En 1974, la empresa presentaba en la feria de material escolar Didastec, celebrada en Valencia, un prototipo de microordenador diseñado por Puigbó y conocido con el nombre de “Kentelec-8” (por las siglas inglesas de “electronic computer” y el número de bits de su CPU). Este acontecimiento (casi inadvertido hoy en día) fue enormemente meritorio si se tiene en cuenta que solo un año antes habían aparecido los dos primeros ordenadores personales dotados con un microprocesador (Intel-8008): la Micral-N del francés François Gernelle (1944-) y la 8H de la compañía estadounidense Scientific Electronic Biological (SCELBI), ambos con la misma capacidad de almacenamiento que el Kentelec de Puigbó. Los primeros ordenadores personales con una difusión comercial relevante (siempre en EEUU) no llegaron hasta 1975 con el Altair-8800 de Micro Instrumentation and Telemetry Systems (MITS) o hasta 1977 con el PET-2001 de Commodore International y el mítico Apple-II de Steve Wozniak (1950-). 

El Kentelec-8 tenía un diseño modular, es decir, estaba construido en diferentes piezas capaces de unirse y de fácil sustitución. Llevaba un Intel-8008 de 2MHz de potencia (posteriormente un 8080), su memoria RAM era de 8 kilobytes (ampliable a 16k) y sus ocho EPROMs eran programables desde el propio ordenador. Carecía de gráficos y de sonido, pero era conectable a un teletipo o a una cinta perforada y tenía integrado un teclado hexadecimal de introducción de datos, conmutadores de control e indicadores luminosos del estado del sistema. El casi nulo éxito comercial del Kentelec-8 radicó en su elevado precio y en la escasa demanda de un profesorado completamente escéptico ante una nueva tecnología, por lo demás todavía difícil de manejar.

En 1975, LEM fue absorbida por la empresa (perteneciente al grupo editorial Anaya) Desarrollo Industrial de Sistemas y Tecnología Educativa (DISTESA), para la que Puigbó (como director técnico) diseñó varios proyectos informáticos: lectora óptica Evalec-24 (para corrección automatizada de exámenes tipo test), un laboratorio de idiomas (con microprocesador Zilog Z-80), otro para el estudio de circuitos integrados (Kentelab) y diversos equipos de estudio de circuitos digitales. Para el Laboratorio de Automática de la ETSII, realizó ocho unidades de microprocesador con destino al estudio de la repuesta en frecuencia de los servosistemas. En la década de 1980, se incorporó a la Universidad Politécnica de Cataluña como profesor de laboratorio y se encargó de la dirección técnica de la compañía Elecma Microm Informática. A partir de 2002, Puigbó ha impartido clases de informática musical organizadas por La Caixa. Actualmente, vive jubilado en Barcelona.

Aunque la meritoria figura de Manel Puigbó como pionero de la informática española haya pasado casi desapercibida, no la ha sido tanto su brillante trayectoria deportiva, si bien en una práctica minoritaria como es la del hockey sobre patines, donde ha jugado de medio. Comenzó en las categorías juveniles del Cruz Roja (1947-1948) y del Real Club Deportivo Español (1948-49) para pasar a profesional en el Club de Hockey Turó (1949-51) y a continuación en el equipo principal del Español, en el que forjó su exitosa carrera (1951-59), consiguiendo cinco Campeonatos de Cataluña (1952, 1953, 1955, 1956 y 1958), cuatro de España consecutivos (1954-1957) y una Copa de las Naciones (1952). Asimismo, ha sido 148 veces internacional con la selección española (1951-1965), logrando un impresionante palmarés: tres Campeonatos del Mundo (1954, 1955 y 1964), uno de Europa (1957), cuatro Copas de las Naciones (1953, 1957, 1959 y 1960) y una Copa Latina (1958). También practicó el hockey sobre hielo en las filas del Club Alpino Nuria (1954-56).

Durante su estancia en el extranjero, militó en el Roller Lausanne (1959-60) y en el Royal Sunday’s Club Bruxelles (1960-62). A su vuelta, se incorporó brevemente a la plantilla del Español para acto seguido fichar por el Layetano de Barcelona (1962-66). Después de una corta presencia en el Gerona Club de Hockey (1966), pasó al Club Patín Vilanova (1967-68) con el que ganó su quinto campeonato nacional (1968). Tras retirarse, entrenó al Layetano (1969-70), al Igualada (1970-71) y al Horta (1973). En 1972, fichó por la sección de hockey sobre hielo del Barcelona F. C. con la que ganó la Copa de España (1976), habiendo marcado cinco goles en la final (y otros cinco en la semifinal), tras lo cual se retiró de la práctica deportiva (a los 45 años de edad).

Autor: Javier Ezcurdia Arzola

Editor: Luis Fernando Blázquez Morales